"Esta envoltura que se reproduce
en continua transformación
este cuerpo que enferma
crece
goza
envejece
sangra.
Este saco que nos pertenece
nace en él
se desgarra
mientras sigues en él.
Qué dura es esta carga
que no elegí".
Anahi Mariotti
El cuerpo que habitamos no lo elegimos, acabamos en él cuando nacemos y desde ese momento es el filtro a través del cual entramos en contacto con el mundo. El cuerpo es el medio por el que descubrimos el más allá de nosotros y por el que la gente nos reconoce. Dependiendo del cuerpo que encarnemos, el sistema en el que vivimos ejerce presiones y opresiones en diversos grados para crear una jerarquía de privilegios, según la cual ser un adulto blanco, sin discapacidades, cisgénero, heterosexual, de clase media, delgado, sano y posiblemente monógamo es un privilegio. adulto y posiblemente en una relación romántica monógama con una mujer blanca, sin discapacidades, heterocisgénero, heteroburguesa, delgada, sana, adulta y sin discapacidades implica tener la mejor oportunidad de vivir una vida pacífica y ejercer el poder y el deseo.
Quienes no pertenecen a la norma aquí descrita se enfrentan a posibles discriminaciones y violencias o simplemente no tienen acceso al poder, aquí entendido como capacidad de hacer.
El cuerpo, al igual que el territorio como recurso primario sujeto a la explotación patriarcal y capitalista (Federici, 2018), es el campo sobre el que se ejerce el poder. Y derribar las dinámicas de opresión requiere conocer y reconocer las opresiones interseccionalmente (Crenshaw, 1989).
Reconocer que vivimos una opresión no nos exime de tener que reconocer que también vivimos ciertos privilegios, luego deconstruirlos para mirar al otro, reconocerlo y apoyarlo.
Además, vivir una opresión no sólo significa estar sometidoɜ a más fatiga, dolor o injusticia, sino también tener un enorme potencial transformador; en los márgenes se resiste, desde los márgenes se cambia todo.
"Yo estoy en los márgenes. Hago una clara distinción entre la marginalidad impuesta por estructuras opresivas y la marginalidad elegida como lugar de resistencia: un espacio de posibilidad y apertura radical. (...) Nuestra transformación, individual y colectiva, tiene lugar a través de la construcción de un espacio creativo radical, capaz de afirmar y sostener nuestra subjetividad, de asignarnos una nueva posición desde la que podamos articular nuestro sentido del mundo." (bell hooks, 2020)
Con Autoritratti 23, un proyecto en curso, se intenta sentir y expresar la percepción del cuerpo en relación con las dinámicas que surgen del encuentro con el mundo exterior. Cambios corporales, disforias, sentimientos de alteridad, monstruosidad, sentirse otro. Los dibujos toman prestados fragmentos del mundo animal, intercambiando órganos, brazos, colas, garras y piernas, pero manteniendo siempre una armonía de cuerpos. El artista intenta hacer las paces con su propio cuerpo, narrándolo y experimentando con representaciones híbridas y mágicas del yo.