Desde 2012, la investigación se ha centrado en los acontecimientos de la Primavera Árabe y la situación geopolítica en el Mediterráneo.
Al abordar el papel de los medios de comunicación en la revolución árabe, se intenta provocar una reflexión sobre la realidad social actual.
El Proyecto de Instalación y Audio originado por Anahi Mariotti y posteriormente curado por Roberto D'Onorio tiene su origen en la reflexión sobre los acontecimientos de la Primavera Árabe y las formas en que los pueblos de la Ribera Sur del Mediterráneo fueron capaces de poner de manifiesto el uso de los nuevos medios de comunicación como nuevos lugares, espacios de comunicación, comercio y revuelta.
La plaza virtual al servicio de la real.
La investigación formal de las obras de instalación tiene lugar a través de la crónica de la experiencia cotidiana de un pueblo en revuelta, tomando de las nuevas tecnologías, pero también y sobre todo de tecnologías consideradas por nosotros como elementales -como Facebook y Youtube-, aquellos testimonios que han jugado un papel fundamental en la visibilidad de una solidaridad social transversal, que aquí se conecta y se muestra a través de la capacidad de comunicación de unas vidas conectadas.
El trabajo de audio en memoria de Khaled Said, un joven de Alejandría que murió torturado por las fuerzas de seguridad, un "mártir" de la Primavera Árabe, revela la naturaleza trágica y la valentía de quienes están dispuestos a convertir en registro público la voz colgada en su perfil de Facebook.
La página dedicada a Khaled Said cuenta ya con más de 600.000 seguidores. En la obra, la página de FB es leída por una voz masculina en clave religiosa.
El acto de declamar su perfil de Facebook en forma religiosa eleva el desconocimiento del acto cotidiano a un posible verdugo que cosecha nuevos mártires.
De forma diferente, la obra videográfica, tomada del canal de youtube de Asmaa Mahfouz, promoción del 85, da testimonio de la Red no como herramienta, sino como lugar de relaciones y pertenencia de vidas a territorios reales.
Muy importantes fueron los vídeos de aficionados colgados en la plataforma de intercambio de vídeos YouTube. Algunas imágenes de choque permitieron a la población estar siempre informada de los hechos, incluso de los más escandalosos, y lo que es más importante, permitieron al sujeto individual improvisarse como periodista o director de la sublevación.
Los jóvenes líderes de la sublevación tienen entre 20 y 35 años, nacieron bajo el gobierno de Mubarak, son de clase media, estudiantes universitarios y autónomos, médicos, abogados e ingenieros. Son jóvenes que hablan inglés, conocen bien el mundo de Internet y todos tienen perfiles en Facebook.
A pesar de la presencia de una unidad especial de la policía, encargada de vigilar los movimientos de la oposición en la red, Facebook, Google y YouTube se convirtieron pronto en el espacio mediático árabe más extendido y útil, en un régimen, como el de Mubarak, de censura y control, la libertad de información y la consiguiente conmoción ante las situaciones dramáticas (torturas, malos tratos en las cárceles, etc.), dejaron atrás a los grandes medios de comunicación y desenmascararon al régimen.
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