El proyecto diseñado para ser realizado dentro de la instalación de Isabella Lacquaniti pretende desandar y enfatizar el ciclo de la vida marcado por la obra "Rebirth" a través de una revisitación del mito de la diosa egipcia Hathor.
Hathor es una deidad muy antigua de la mitología egipcia relacionada con el arquetipo de las Grandes Madres.
La diosa Hathor es considerada la protectora de las fuentes del Nilo y del poder creador de las crecidas, así como la protectora de las artes, la música y el canto.
Como Madre es la Diosa del parto y el nacimiento. Es famosa a este respecto la antigua creencia de que al nacer un niño la Diosa se materializaba para rendir homenaje al recién nacido prediciendo su destino.
A partir del nacimiento, Hathor también es identificada como la patrona de los cuerpos de los muertos, su posesión ya que fueron paridos por ella misma.
Hay muchos rituales dedicados a su figura, uno de los cuales consistía en conducir a las vacas a los pastos y ordeñarlas, vertiendo así la leche recién ordeñada sobre el suelo hambriento, como sacrificio a la diosa.
A menudo se representa a la diosa con el sistrum, un sonajero provisto de discos metálicos ensartados en uno o varios palos.
El sonido del sistrum es la voz de la diosa Hathor, es decir, la voz misma de la Madre, que sigue "cantando" para nosotros incluso después de nuestro nacimiento, recordándonos que no dejemos de buscar la armonía universal.