'Nido de avispas' es quizás uno de los apelativos históricos más conocidos del Quadraro: fue dado por los nazis para definir de forma despectiva un refugio vecinal para partisanos, delatores y comunistas protegido por los habitantes del barrio. Y es precisamente este silencio protector, esta fuerza de resistencia de los "quadraroli" (los habitantes de Quadraro), el punto de partida de la intervención de Anahi Mariotti: la artista investiga a menudo -a través de múltiples lenguajes- el potencial de relación con el otro, junto con una búsqueda de la atención al detalle, una habilidad manual que en Vespe emerge claramente del meticuloso realismo de las esculturas, fieles representaciones de pequeñas avispas. Colocadas de forma invisible y difusa en un rincón estratégico del barrio, puesto natural de observación, las Avispas se inscriben como pequeños monumentos de una gran memoria histórica de resistencia: "centinelas -como afirma el artista- a la vez molestos y resistentes porque la avispa puede picar varias veces, sin perder nunca su aguijón".
Cruce entre Via dei Quintili y Via degli Arvali